lunes, 17 de mayo de 2010

Contratado por Coppel

Llevo apenas una semana trabajando en Coppel y mi arraigada costumbre de escribir sobre cualquier cosa me hizo pensar en ir anotando las experiencias más importantes de este nuevo estilo de vida que comienza para mí.

Confieso que este blog es personal, muy personal.

Por el momento no tengo la intención de mostrárselo a mis amigos, familiares o conocidos, porque por ahora solo quiero ir haciendo una pequeña bitácora de las cosas que yo se que en el futuro me van a hacer sonreír, recordar, querer regresar el tiempo.
También sé que no voy a escribir obligatoria y periódicamente en este blog. Solo lo hago porque tengo algún pequeño momento libre, unas inmensas ganas de seguir escupiendo letras y plasmar mis ideas hasta la eternidad, o hasta que se elimine este blog.
Para empezar, debo decir que mi aventura en Coppel comenzó a mediados de abril de 2010. Yo estaba un poco ocupado con lo de la Cruz Roja, de donde era presidente del patronato, y además tenía que sacar el compromiso del certamen Princess, que en su cuarta edición presagiaba un gran éxito.
En esos días, pude ver un cartel solicitando personal para puestos gerenciales por parte de la empresa Coppel, una tienda departamental de artículos para el hogar, ropa y servicios bancarios que se extiende a nivel nacional y que planea instalarse en noviembre de este año en Teocaltiche.
Como siempre, fui hasta el último día a presentar mi solicitud, pasé el primer examen, luego me entrevistaron y por lo visto pasé esa prueba. El siguiente paso fue presentarme a en San Juan de los Lagos a realizar varios exámenes de conocimiento, psicométricos, sicológicos, de razonamiento, de cualidades, de personalidad, y una larga lista. En total tardé cerca de 6 horas aplicando esos test, que al final de cuentas fueron aprobados para pasar a la siguiente etapa.
La siguiente y última prueba fue la más difícil. 4 candidatos al puesto gerencial en Teocaltiche nos presentamos en Lagos de Moreno con el Gerente de Zona, quien durante algunos minutos platicó personalmente con cada uno de los aspirantes. El primero pasó, y regresó con las manos vacías. La segunda pasó y sin pena ni gloria. El tercero en pasar fui yo, seguro de lo que iba a decir estuve cerca de una hora con el gerente.
Me preguntó de todo, qué me gustaba, como reaccionaba ante el enojo y el estrés, mis estudios, mi experiencia laboral, mi manera de ser, mis pros y contras, si estaba dispuesto a vivir en otra ciudad, si dejaría el periódico y al ambiente político. Yo contesté, platiqué y al final de cuentas, el gerente era entrevistado en vez de entrevistar.
Y al final, pasé la prueba, que es la penúltima, ya que me ofreció un contrato de tres meses que serán la prueba final. Si en esos tres meses demuestro que puedo ser un buen gerente, me quedo indefinidamente, si no, habrá sido una grata experiencia.
Me enseñó el contrato, discutimos sobre el salario, me brindó algunos apoyos y me comprometí en regresar lo más pronto posible a la ciudad de Lagos de Moreno después de arreglar mis cosas en Teocaltiche.
Muy contento me regresé a Aguascalientes, donde mis amigos y mi hermano me esperaban para disfrutar de la última semana de la feria de San Marcos, la cual sería el marco perfecto para festejar mi nuevo trabajo, mi nuevo contrato, mi nueva forma de vida. El Necaxa subió a primera, me divertí muchísimo en la feria, pesé lo que no había pesado en tres años, y todo se juntó para darme la última semana de entera libertad y vacación antes de comenzar una nueva etapa de mi vida.